Ojós, un rincón de ensueño para tus sentidos en pleno Valle de Ricote

Para hacer senderismo, sentir la fuerza del agua, dejarse embaucar por sus fiestas y sentir la cultura y la historia murciana, Ojós es el destino ideal

La paz, la naturaleza y el sonido del agua se dan la mano en un paraje único enclavado en pleno Valle de Ricote. La Región de Murcia esconde su secreto mejor guardado, un municipio que por sus primitivas y actuales obras hidráulicas es considerado como un Museo Vivo del Agua. Ojós es de esos rincones mágicos de la España vaciada, pues cuenta con apenas 500 habitantes y junto a otros pueblos de la zona como Ricote y Ulea precisan del turismo rural para subsistir.

El término de Ojós procede del vocablo árabe 'Oxoxe', que significa 'ambrosía de los huertos'. Y es que la localidad se enclava a una altitud media de 120 metros sobre el nivel del mar, teniendo una extensión aproximada de 45 kilómetros cuadrados. Se sitúa entre la falda de una pared montañosa y el margen derecho del río Segura. Es punto de interés para rutas de senderistas, especialmente por su despeñadero de Azud, un paraje natural sobrecogedor.

Antes de adentrarse en el centro del municipio, pueden divisarse algunas casas a la izquierda de la carretera, las Coberteras, un barrio humilde que aprovecha la fisonomía de la ladera del monte. A continuación se divisan unas curvas cerradas envueltas entre la montaña que asoma al río, es el conocido como Salto de la Novia. Y ya en el centro del pueblo destacan el Ayuntamiento y la iglesia de San Agustín.

Las claves de su historia

Ojós fue una de las siete ciudades enclavadas alrededor de Orihuela, que se mantuvo bajo dominio musulmán durante el gobierno del jefe visigodo Teodomiro, estableciéndose así la cora de Tudmir. Fue durante el período musulmán cuando se le denominó 'Oxox', siendo testigo de la sublevación de Ibn Hud en 1228 contra los almohades. Éste sería el origen de la tercera Taifa de Murcia.

No obstante, los primeros pobladores de Ojós fueron los romanos, que se posicionaron en el risco del salto de la Novia. A partir de la Taifa de Murcia en 1243, se sucedieron diferentes conflictos hasta que en 1501 el pueblo quedó convertido al cristianismo. En 1588 acabaría separándose de Ricote. Todos los moriscos del Valle de Ricote fueron expulsados, lo que supuso la despoblación del pueblo, que no se recuperaría hasta el siglo XVIII.

Sus principales atractivos turísticos

Visitar Ojós es dejarse embaucar por las casas blasonadas de su casco urbano, como las pertenecientes a las familias Massa, Marín y Melgarejo, regidores de la localidad durante el siglo XVII.

Parroquia de San Agustín: Declarada Bien de Interés Cultural en 2008, es una pequeña iglesia reconstruida en el siglo XVIII, perdiéndose casi todos los restos de la primitiva de principios del siglo XVI salvo unas tablas de las paredes del antiguo órgano.

Pila de la Reina Mora: Declarada Bien de Interés Cultural en 1997, es una atalaya medieval islámica, de origen tardorromano, situada en las estribaciones occidentales de la Sierra de Ulea. Aunque los restos arqueológicos que se conservan son escasos, hay documentos que prueban la existencia de cimentaciones de murallas, torreones y otras estructuras que denotan una gran fortificación.

Museo Vivo del Agua: Lo que convierte a Ojós en un destino predilecto para los amantes del senderismo y de la naturaleza es el contacto directo con el agua. Destacan las centrales hidroeléctricas de El Solvente, en el río segura, y de El Cajal, en la Sierra de El Cajal. El embalse de la Presa de los Mayés cuenta con atractivas y amplias zonas de ocio, mientras que las centrales de impulsión del Azud y del parque del Arco son auténticas joyas.

En las acequias que parten del río segura encontramos la Noria del Solvente, Noria del Olivar, lavadero público 'La Canal', un molino harinero, la Noria de la Coya y la Noria de la Rivera.

Sus puentes: Disfrutar de Ojós desde las alturas es una experiencia única. El Puente de Cemento es una estación de aforos y el Puente Colgante una pasarela de peatones. En 2018 estrenó un nuevo puente colgante tibetano sobre el río Segura, a la altura del Solvente, de 80 metros de longitud.

Las fiestas de Ojós

Agosto es el mes por antonomasia de Ojós, pues del 26 al 29 de agosto se celebran las fiestas patronales de San Agustín y de la Virgen de la Cabeza. El 27 de agosto se celebra Santa Mónica, la madre de San Agustín. El 28 de agosto es la procesión triunfal caracteriza por una gran presencia de pólvora, encontrándose las dos imágenes en el antiguo Puente del Barranco.

La Semana Santa de Ojós es muy singular, pues las imágenes empleadas en las procesiones son subastadas, destinándose todo lo recaudado a la Iglesia. La Cruz siempre es destinada a los más jóvenes, de quienes depende el futuro de la subasta. El Viernes Santo se produce el 'juego de las caras' donde los participantes apuestan contra la banca. En la madrugada del Domingo de Resurrección se produce la 'Enramá', en la que los jóvenes del municipio cortan una rama de olmo para colocarla bajo la ventana de sus amadas.

Su plato estrella

No se puede concluir la visita a Ojós sin antes degustar su dulce típico; los bizcochos borrachos. Se pueden comprar en varios establecimientos de la localidad, corriendo su elaboración a cargo de una misma familia que los ha mantenido durante muchos años. Son de aspecto redondo, bañados en almíbar y de un exquisito e intenso sabor.

Su naturaleza, su carácter íntimo y su riqueza histórico-cultural han impulsado a grupos políticos a solicitar para Ojós la declaración de uno de los Pueblos más Bonitos de España, lista la cual la conforman 79 municipios. 

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